El Hipnotizador

El Hipnotizador i nombre es Martín y me gusta mucho divertirme. Mi juego preferido es EL HIPNOTIZADOR.
¿Quieren saber cómo es?
Es muy fácil y entretenido y pueden participar un montón de chicos. Primero tienen que sentarse sobre el piso, cruzar las piernas y poner las manos sobre las rodillas. Yo me coloco una capa negra que me hizo mi mamá, decorada con estrellas brillantes. En la cabeza me pongo una galera roja que me compraron en una casa que vende artículos de cotillón. Así vestido camino entre mis amigos para elegir al que voy a hipnotizar (digo amigos pero son chicos y chicas). Mientras camino los miro fijo a los ojos mientras muevo mis dedos y les digo: Los voy a hipnotizar, dejen sus mentes en blanco, solo oigan mi voz. Después de hacer y decir esto varias veces, me detengo delante de uno, cualquiera y le pido que se ponga de pie, saco de mi bolsillo la cadenita de mi hermana que tiene un colgante de cuarzo, lo coloco delante de los ojos de quien va a jugar conmigo y le digo lentamente: Mira fijo este cristal, bien fijo, y piensa que vas a quedar hipnotizado cuando termine de hablar: "Abracadabra, abra la mente y transforma a este niño en un elefante, si no lo hace una prenda tendrá". Otras veces digo:"Abracadabra, abra la mente y transforma a esta niña en una mariposa; si no lo hace una prenda tendrá". Así van participando todos los "hipnotizados" juegan a hacer lo que pido: auto, perro, payaso, rana, bailarín, etc. Si no lo hacen deben cumplir una prenda que puede ser cantar, decir una poesía, caminar en cuatro patas para atrás, o cualquier otra cosa.
Un día de invierno, jugando en el living de casa porque hacía frío. Mamá había prendido la estufa a leña que nos daba un buen calor. El juego se desarrollaba divertido como siempre hasta que algo pasó. ¿Qué ocurrió?
¡Había hipnotizado a mi amiga Marta! Le había dicho: "Abracadabra, abra la mente y transforma a esta niña en una gata; si no lo hace una prenda tendrá".
Marta comenzó a caminar en cuatro patas, se lamió una mano, se desperezó, dijo miau, se puso patas para arriba, después con las manos como garras nos hacía ¡fiuuuu! Y siguió haciendo cosas sin parar. Cuando la mamá la vino a buscar se fue muy contenta caminando en cuatro patas y meneando la cola (es decir como si tuviera una cola de gata, ¿me entienden?).
Cuando se fueron nos miramos extrañados. Mis amigos me dijeron que Marta me había tomado el pelo, pero yo tenía mis dudas: ¿Y si la había hipnotizado de verdad? ¿Cómo haría para deshipnotizarla? ¿Su mamá vendría a quejarse con la mía?
Casi no cené esa noche por lo preocupado que estaba. Ya me había puesto el pijama para irme a dormir cuando sonó el teléfono. Mi mamá me llamó:
- Martín, teléfono, es la mamá de Marta. Está muy preocupada por algo que le hiciste a la nena.
- ¡Huy! Ahora se arma la rosca, mi vieja se va a enojar - dije mientras iba a atender el teléfono. Ya me imaginaba castigado, sin postre, sin ver televisión, sin salir a jugar, y lo peor ¿Cómo deshipnotizaba a Marta? Tomé el auricular y con un susto que me entrecortaba las palabras atendí.
- Ho-ho-hola. Soy Martín, qué, qué, ¿qué desea?
- Hola tonto, soy yo, Marta, - contestó riéndose mi amiga. Te quise hacer una broma nada más ¿Te asustaste?.
Yo no quería que se diese cuenta de que estuve muy asustado y con mi mejor voz de chico despreocupado le contesté:
- ¡Para nada! ¡Ja, ja, ja! Yo me doy cuenta de todo y enseguida supe que te hacías la hipnotizada.
- ¡No te creo nada! No sabés aceptar una buena broma. Bien se notaba que estabas muerto de miedo cuando atendiste el teléfono. Aceptá que esta vez te hice una muy buena broma. Chau, nos vemos mañana.

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Sobre el Autor

Vilma Brugueras, de Argentina

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