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Una Compañía Inesperada

  • Publicado en mayo de 2013
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Cuento. Una Compañía Inesperada

Cuento Una Compañía Inesperada de Antes de Dormir rente a mí tenía todo lo que necesitaba para sentirme confortable: una comida rica, mi rincón, el agradable calor de mi cocina soñada. 

Había llegado el momento de disfrutar. Elegí un individual que me gustaba mucho, una copa bonita y los cubiertos del juego que había comprado en un negocio de antigüedades en San Telmo. Dispuesta a cenar cómodamente encendí el televisor. Justo comenzaba mi programa preferido. Me zambullí en la trama. Después de unos minutos una entrometida y molesta tanda comercial me sacó de mi ensueño. Mis pensamientos comenzaron a vagar. ¿Qué estaría haciendo él? Tal vez, cenando con Alejandro que ya habría vuelto de la facultad. 

Durante la semana, Buenos Aires se había transformado en la sucursal de una parte de nuestra familia y, justo hoy, Candela se había quedado a estudiar con sus compañeros. Silencio de voces comenzó a oprimirme el pecho. La mesa que suele rebasar de platos, botellas y fuentes, crecía resaltando un solo lugar ocupado sobre la lustrosa madera. Añoré nuestras bulliciosas comidas y un sollozo acompañó unas lágrimas, que desde temprano apretaban la garganta. 

Me escuchó. Levantó la cabeza y casi con sigilo se acercó. Suavemente se sentó a mi lado. Permaneció allí quieta. Con delicadeza puso su cabeza sobre mi hombro. Sentí su mirada. La abracé, amalgamé mi cuerpo con el suyo. Permanecimos cálidamente cerca. Parecía no querer moverse para no interrumpir mis cavilaciones. 

Ya no había soledad. Su presencia se transformó en consuelo. Mi respiración se volvió más calma. Su mirada verde clara me escudriñó curiosa. Puso su cabeza graciosamente a un costado con gesto serio, así arrancó mi primer sonrisa. Le hablé bajito al oído, conmovida por tanta ternura. Inmediatamente se instaló sobre mi pierna como agarrándome. Sus largas uñas le conferían la elegancia de una mano femenina. Incliné mi cabeza sobre la suya. Aspiré su aroma; siempre me gustó. 

Conmovida estampé un beso en el suave hocico de Wanda.

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Cuento Infantil para irse a dormir - Una Compañía Inesperada

Una Compañía Inesperada

Este cuento infantil fue escrito por Claudia Samter de Argentina (Bandera de Argentina). El mismo fué ilustrado por Fátima Maida de Argentina (Bandera de Argentina)

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