Cuentos con cicineros

La versión a lápiz de cocineros reconocidos como Alberto Chicote o los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca son muestras de como el mundo de la cocina llega a la literatura infantil.
"A mí me encantaba que me contaran cuentos y además mi padre tenía la virtud de inventárselos. Los fines de semana, cuando íbamos a despertarle a la cama, nos contaba siempre uno diferente. El del lobo y los siete cabritillos lo habré escuchado unas 300 veces, y todas con un final diferente", explica Alberto Chicote.
Luis y el señor Kandinsky (Edebé, 2015) trata sobre las aventuras de un niño que no es muy bueno en el atletismo, pero que un día, por sorpresa, descubre que hacer ejercicio le sirve para rescatar a su perro en un aeropuerto. Todo sucede ante los hermanos Pau y Marc Gasol, y poco después, además, participa en un concurso de cocina que cuenta con las estrellas de El Celler de Can Roca como jurado.
"Se trata de una fábula que intenta acercar a niños de seis años la idea de una salud mejor a partir de la alimentación y el deporte", en palabras de Josep Roca al programa Hora 25 Fin de Semana.
"Ahora que la gastronomía copa la curiosidad de los niños, queremos seguir transmitir que comer sardinas es buenísimo o que cocinar es un juego. Además, si nuestra alimentación es sana, la salud del planeta también será mejor", explica el sumiller de El Celler de Can Roca.
Con texto de Amaia Cía e ilustraciones de Moni Pérez, Las suculentas aventuras de Chicote (Alfaguara, 2015) narra las peripecias de un niño que quería ser "el perejil de todas las salsas" y que, ya de mayor, enfundado en chaquetillas de colores, emprende un viaje a Japón junto a una gallina, Pepi Pepitoria, para indagar en la cocina nipona.
Ambos cuentos están repletos de guiños a hábitos tan saludables como el abastecimiento en familia ("el domingo se levantan todos temprano y van al huerto urbano"), la cocina de temporada ("el secreto está en escuchar la naturaleza y sentir el ritmo de las estaciones") o a la diversión entre fogones ("me gusta cocinar con desparpajo y a lo loco").
Ambos libros cuentan, además, con unas cuantas recetas como anexo. Los hermanos Roca proponen una pizza de pollo; los Gasol, un par de batidos; y Alberto Chicote, una torata de vainilla y jengibre, unas brochetas de pollo teriyaki y una sopa de miso.
Estos cuentos, de todas formas, no están dirigidos a niños que aspiran a dedicarse a la cocina, sino a pequeños en general. "Cada cosa toca cuando toca", señala Chicote, "pero si conseguimos que a un niño le guste cocinar para él y para sus amigos, el objetivo estará más que cumplido".
El chef madrileño no tiene hijos, pero sí apunta algo sobre un asunto crucial en muchas casas: "Siempre me ha gustado comer, pero cuando mi madre ponía filete de hígado, ¡teníamos festival! Y creo que eso ocurría en más de una casa... ¡No hay alimentos imprescindibles! Tampoco es bueno que cada crío coma lo que quiera, claro".

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