Los extremos y las soluciones mágicas

Los extremos y las soluciones mágicas uenta la historia que él era un hombre bueno, que siempre trató de ayudar a los demás, que era honesto, inteligente, audaz y bastante justo. En su comarca era muy popular, había sabido ser un buen gobernante y la gente lo respetaba. La historia sigue contando que este hombre recibió un gran regalo; algunos dicen que el mismo Dios le dio un don, otros dicen que fueron brujos buenos, los más románticos dicen que fueron hadas y otros que fueron extraterrestres, si marcianos. Lo cierto es que nuestro hombre tenía el poder de cambiar las cosas.
El podía modificarlo todo, absolutamente todo. Este poder era un premio por su buen comportamiento en la vida y fuera quien fuese el que le diera ese poder, no lo había elegido por casualidad, sabía que el haría el bien y no usaría semejante poder en beneficio propio. Dicen que la única condición que debía cumplir, era que cualquier cambio que realizara, no debía afectar en forma negativa ni siquiera a una sola persona. Si esto no ocurría de este modo, el poder automáticamente desaparecería. Por ser un hombre muy conocido, ni bien se supo la noticia, se le acercaron mas de un centenar de personas, la mayoría de ellas especialistas en distintas áreas, buscando generar cambios benéficos, aunque algunos también buscaron una ventaja personal. Él escuchó atentamente todas las propuestas, pero no actuó. Tenía en claro, que al primer error que cometiera, perdería su don. Formó entonces una comisión para tratar estos asuntos. No se iba a dejar presionar y consciente de sus limintaciones, convocó al sabio del pueblo.
Esta medida fue duramente resistida por la comisión, quizás por la imagen del sabio, que tenía barba y pelo largo muy blanco. Su rostro estaba surcado en todas direcciones por arrugas. Hablaba pausado y con voz serena. La presencia de este sabio en la comisión no admitía discusión. En las largas sesiones donde se proponían ideas alguien pidió terminar con la muerte, esto no dañaría a nadie, de lo contrario, evitaría sufrimiento a muchas personas, esta parecía una buena propuesta y la comisión la aprobó casi unánimemente, pero por supuesto la última palabra la tenía el presidente. Este buscó la aceptación del sabio creyendo que no habría problemas con esta medida, pero el hombrecillo parecía dormido.
Nadie quiso esperar la respuesta ya que consideraban que era una buena medida. Todos habían pensado en sus seres queridos y que el argumento era excelente. En ese momento el sabio pareció despertar y dijo: -no es una idea tan buena modificar las leyes naturales de la vida, ya que si la muerte no cumple con su función tendríamos el mundo lleno de personas con menos posibilidades de alimentarse y menos opciones para los recién nacidos, por dolorosa que sea la muerte es necesaria.
Todos quedaron asombrados pues el viejo les había dado un panorama impensado para ellos y así comenzaron a respetarlo. Más adelante, por sugerencia de algún miembro de la iglesia propusieron eliminar el mal, pero el sabio se encargó de demostrar que si hacían eso, el bien jamás
sobresaldría. Quisieron que los pecadores sean rápidamente juzgados y severamente condenados, pero esta propuesta fué rechazada directamente por nuestro amigo, diciendo que con semejante medida deberían temer por si mismos, ya que todos en esa comisión eran posibles pecadores. Era imprescindible que los juicios fueran ecuánimes y duraran lo necesario.
El sabio asintió aprobando la decisión. Algunos propusieron que reinara la alegría en todos los ámbitos, pero el sabio dijo que de esa manera nadie tomaría algo en serio, por lo que cambiaron la propuesta y pidieron que todo sea seriedad ... pero de esta manera no habría alegría. El sabio aconsejó concentrarse en la responsabilidad y no en los estados de ánimo. Quisieron unificar la raza humana transformando a toda la humanidad en una sola, para terminar por fin con las peleas raciales. El sabio asintió a la propuesta. La comisión se alegró hasta que alguien le preguntó cual sería la raza elegida. El sabio respondió: -yo no puedo contestar eso pues creo que no hay una raza superior a otra, sino razas que se adaptaran mejor a distintos lugares, analísenlo ustedes y cuando encuentren la mejor raza pondremos manos a la obra. Pero no hubo forma de ponerse de acuerdo, con lo cual quedó nuevamente demostrada su sabiduría.
Otra de las propuestas fue eliminar la guerra de la mente humana, ésta parecía una buena medida, pero todos dirigieron sus miradas al sabio quien dijo:
-es muy bueno pensar en un mundo pacífico, pero si eliminamos las guerras, se deberá tener en cuenta las millones de personas que quedarían sin trabajo.
También propusieron un gobierno único para todo el mundo, pero este viviría grandes luchas para llegar al poder. Surgió también la propuesta de terminar con las diferencias sociales. El viejo al escuchar esto levantó casi imperceptiblemente sus cejas, luego bajó su mirada y juntó las yemas de los dedos, meditando y todos respetaron su silencio.
Al cabo de algunos minutos con algún gesto de frustración se dirigió a nuestro amigo:
-sería un mundo ideal sin clases sociales pero en la práctica no sería posible, ya que si no hubiese quien haga el trabajo pesado, el progreso se vería seriamente en peligro. Dicho esto también se descartó esta idea.
Al cabo de todo este tiempo los miembros de la comisión iban disminuyendo a medida que se les rechazaban sus ideas, tanto que un día solo quedaron nuestro amigo y el sabio. El gobernante estaba un poco desilusionado y el sabio dijo:
-parece viejo amigo que ya todo el mundo se convenció que no existen las soluciones mágicas y si las hubiese no se podrían aplicar sin perjudicar a alguien en algún momento.
Nuestro amigo asintió con la cabeza baja. El sabio lo notó y le preguntó que le pasaba:
-estoy confundido, me pregunto si realmente he tenido ese poder y si lo tuve ¿porque no lo pude utilizar?
En su tono tranquilo el sabio explicó:
-amigo mío el poder está en tí y creo que has cambiado mucho más en este tiempo de lo que imaginas, como la forma de pensar de los representantes mas importantes de cada sector, que ahora saben que tendrán que trabajar con mucha responsabilidad para lograr las cosas y no esperar soluciones mágicas y que además pensarán en las consecuencias de sus decisiones. Así que amigo mío tu tarea está cumplida.

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Sobre el Autor

Pablo Manzano, de Argentina

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