La ciudad de los valores

La ciudad de los valores n una hermosa ciudad, llamada "Aquí estamos", viven todos los valores. A diario se reúnen en un edificio en donde trabaja cada uno de ellos; ahí tienen su propia computadora, reciben correos de todos los niños del mundo.
En cierta ocasión llegó al edificio un señor vestido en forma extraña, con indumentaria muy exótica, es decir, rara; se acercó a la recepcionista y preguntó por el encargado del lugar. De inmediato le indicó en donde estaba. Tomó el ascensor y se dirigió hasta el último piso.
Al llegar observó un ir y venir de gente en ese lugar. Acercándose a la secretaria le preguntó por el Gerente. La mujer le respondió que estaba en una reunión, pero tan pronto saliera lo iba a atender.
Pasó un buen rato hasta que lo llamaron. Cuando estuvo enfrente del señor Ettos le expresó:
-Vengo a proponerle un pacto. Ya que sé que ha tenido problemas últimamente y no sabe cómo resolverlos.
A lo que el señor Ettos le preguntó:
-¿Problemas? ¿Usted me propone un pacto? Si ni lo conozco.
-Claro que sí, soy el personaje que ha estado infiltrado en la vida de cada uno de los que conforman una familia en el mundo. Me llamo Antivalor, y he contaminado la mente de muchas personas. Así que si no quiere que esto continúe, vengo a firmar un convenio con usted.
-¿Y cómo sería ese acuerdo?
-Mire. ¿Ve usted mis ropas? Se me están desbaratando encima. Y una de las cosas que necesito, es que me puedan auxiliar, para que regresen a ser como eran antes.
-¿Y cómo podríamos ayudarlo? - , respondió el señor Ettos.
Existe una cajita en una de vuestras computadoras, búsquenla y destrúyanla. Así puedo volver a tener la ropa que utilicé siempre. Yo me encargué de enviarla al correo de uno de ustedes. No recuerdo a cual. Y además olvidé como destruirla.
-Está bien. De acuerdo, en este momento doy la orden para que busquen en cada computadora, para saber en donde está. Habló por su interfone a la sala en donde estaban todos los valores trabajando y les comentó lo que necesitaba y que era urgente. De inmediato cada uno empezó a buscar en su computadora. En la de tolerancia, nada. En la libertad, nada. En el respeto, nada. La belleza, nada. La felicidad, nada. La honestidad, nada. Generosidad, nada. Amor, nada. Hasta que en la computadora de "perseverancia" apareció un virus llamado ANTIVALOR en forma de cajita. Perseverancia se rascó la cabeza y comenzó a pensar en la manera de destruirlo.
-¡Ya sé! , - dijo en voz en alta, vengan todos y manden información de sus valores a esa cajita. Y así cada uno lo fue haciendo y como la cajita no pudo soportar tanta información, ¡puff! Se deshizo. De momento el señor Antivalor sintió un cosquilleo y cambió sus ropas espantosas por un traje blanco, hermoso. Al verse tan elegante prometió no volver a dañar las computadoras de los niños, pués ya tenía de nuevo el traje que había perdido hace mucho tiempo.
El Señor Ettos lo invitó a quedarse a vivir con ellos, lo cual aceptó de buen grado. La secretaria lo llevó ante la Paz y le dijo que lo llevara hasta la casa destinada para él. Así el señor Antivalor se quedó a vivir en la Ciudad de los Valores, en donde cambió su nombre por Justicia.Todas las tardes pasea con su amiga la Humildad por el malecón de la Verdad, y se sientan en una banca del parque en donde contemplan serenos el atardecer.

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Sobre el Autor

Martha Noemí Caraveo Pacheco, de Mexico

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