El mago y la caja

El mago y la caja na calurosa tarde de diciembre Pancho estaba en su casa aburrido. Que digo aburrido estaba A - BU - RRI - DI - SI - MO. Ya no sabía que más hacer. Había jugado con todos los chiches, había mirado televisión, había repasado sus revistas de historietas y no sabía con que otra cosa podía divertirse.
Así que, agarró el teléfono celular y le mandó un mensajito a su amigo Pedro para invitarlo a su casa. Cuando llegó Pedro, descubrió que su amigo nadaba en el mar del aburrimiento y decidió invitarlo al Circo que hacía unos días se había instalado en la ciudad. A Pancho le pareció un plan excelente y juntos fueron caminando a la carpa del Circo.
Apenas llegaron se formaron en la fila para sacar los boletos para poder entrar. Después, compraron algodón de azúcar y unas gaseosas para comer cosas ricas mientras transcurría la función.
Apenas se sentaron llegó una chica con una cámara extraña y les sacó una foto, luego escucharon el redoble de un tambor y un señor gordo con un traje rojo y una larga galera tomó el micrófono que estaba en el centro de la pista y dio la bienvenida a todos para dar comienzo a la función.
Entre risas y expectativa se sucedieron payasos, trapecistas, equilibristas, más payasos, una cantante, el señor que escupía fuego y llegó el turno del mago.
Sin Salamín llegó ataviado con un frac violeta y un pequeño moño del mismo color. Dos asistentes con mayas brillantes se encargaron de colocar la mesa y una serie de elementos con los que haría los trucos. Después de sacar palomas de regaderas y sacarles pelotas de tenis de la oreja a sus asistentes apareció el jefe de pista y pidiendo un aplauso para Sin Salamín le explicó al público que realizaría una prueba muy difícil para la cual haría falta un valiente voluntario. En ese instante Pedro le dijo a Pancho que se animara y, el más pequeño de los dos, tomó coraje y se dirigió al medio de la pista.
Las ayudantes del mago trajeron una caja y un gran serrucho y todos se dieron cuenta que vendría el truco de cortar a alguien por la mitad. A Pancho no le gustó mucho la idea pero al escuchar una ovación se quedó más tranquilo y siguió atentamente las instrucciones que le daba Sin Salamín.
Una vez que estaba en la caja le dieron unas vueltas y el Mago hundió la sierra en la mitad de la caja y antes de terminar de decir las palabras mágicas Pancho se había transformado en Pan - Cho y estaba cortado en dos y la gente se gastó las manos aplaudiendo. Cuando Pan - Cho se quiso dar cuenta de lo que pasaba juntaron las cajas, Sin Salamín dijo de nuevo las palabras mágicas, le dieron unas vueltas y salió disparado de la caja y entre las felicitaciones de los presentes.
Cuando terminó de tocar la banda el Jefe de Pista anunció el final y los chicos se fueron del Circo y se llevaron la pequeña foto de recuerdo para no olvidar una de las tardes más divertidas de sus vidas.

Compartir este Cuento Infantil

Autor de este cuento infantil

Sobre el Autor

Germán Alvarez, 30 años de Argentina

Valorar este cuento corto infantil

¿Deseas Valorar el cuento infantil El mago y la caja?

Muchas Gracias por tu valoración.
  • Valoración 3/5 Estrellas
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5