Fábula. La zorra y el chivo
abía una vez una zorra, que por descuido, dio con sus pobres huesos en el fondo de un profundo pozo, del que por más que lo intentaba, le era imposible salir.
Afortunadamente para ella, al poco rato, apareció un joven e inocente chivo, con la intención de saciar su sed. Cuando vio a la zorra en el fondo del pozo, quiso conocer cuál era la calidad del agua que iba a beber. La zorra le dijo, que era la mejor agua que había probado nunca y que para que pudiera comprobarlo mejor, era necesario que bajará hasta el fondo.
Haciendo caso a las palabras de la zorra, bajó hasta donde ella se encontraba y tras beber el agua que necesitaba, se dio cuenta que era imposible salir de allí por sí mismo. No te preocupes, dijo la zorra, conozco una manera de salir de este pozo. Para conseguirlo, debes dejarme que yo trepe por tu cuerpo y cuando esté arriba, yo te ayudaré a salir de aquí. Creyendo en las palabras de la zorra, el chivo se prestó a ello.
Desgraciadamente para él, cuando la zorra se vio libre de su desgracia, comenzó a alejarse del lugar. Dándose cuenta el chivo de que no pensaba ayudarle, dijo:
- Zorra mentirosa, ¿por qué te alejas sin darme la ayuda que habías prometido?
- Oye chivo, si fueras tan listo como cabellos tiene tu barba, no te hubieras lanzado al pozo sin conocer de antemano si ibas a poder salir.
Moraleja: antes de prometer alguna cosa, piensa en si vas a poder hacerlo por ti mismo, sin tener en cuenta la opinión de los demás.
La zorra y el chivo
Esta fábula fue escrita por Milagros Tercera de Paraná, Argentina ()