La Felicidad
uis acudió donde su padre para que le ayudase a resolver algo que no comprendía.
-Papá, ¿Qué es la felicidad?
-¿Por qué lo quieres saber, Luis?
-Hoy en clase la profe nos lo ha preguntado y nadie lo sabía.
-Pues, si te digo la verdad, poca gente sabe lo que es.
-Entonces, ¿qué le voy a contestar?
-Es un concepto complicado, pero intentaré explicártelo brevemente. Imagínate que los Reyes Magos te regalan un coche de juguete que te encanta.
-Eso estaría bien.
-Sí, desde luego. Para los niños, eso es la felicidad. Tener las cosas que quieres. Pero cuando te haces mayor, entiendes que la felicidad no es sólo eso. Es mucho más. Y es verdad, si te regalan un coche serás feliz, pero hay otro tipo de felicidad.
-¿Hay dos tipos o qué?
-No, no es así. Para mí la felicidad es verte contento cada día y ver cómo creces. A mí me vale con eso. Han pasado años y años, y el hombre aún no ha encontrado una buena definición para la felicidad, ni siquiera en un diccionario.
-¿Tú te sabes una buena definición?
-No. Cada uno interpreta la felicidad a su manera. Yo quiero que tú la vivas.
-Ojalá.
-Sí, pero para llegar a ella, primero tendrás que pasar por cuestas duras.
-¿Qué tipo de cuestas?
-Cuestas difíciles, peligrosas. Por momentos notarás que no puede más, pero seguro que lo consigues, Luis.
-Entonces, ¿qué le digo a la profe sobre la felicidad?
-Puedes decirle que la felicidad no se puede describir, sólo se entiende al vivirla.
-¿Crees que le valdrá?
-Eso depende de tu voz, Luis.
-Los que son felices tienen lo que quieren.
-Algunos igual sí, pero seguro que muchos han tenido que trabajar duro para lograr ser feliz.
-Gracias, papá.
-De nada, y recuerda, la felicidad no se define, se vive.
El pequeño Luis sonrió, por fin entendía lo que era la felicidad, y estaba seguro de querer probarla. A pesar de ello, no se dio cuenta de que en ese momento ya la estaba viviendo al haberla descubierto.