El hombre y la culebra

El hombre y la culebra n hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó.
Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello. El hombre, sorprendido, le dijo:
- ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal?
Y ella respondió:
- No hago sino obedecer las leyes de mi instinto.
Entretanto pasó una zorra, a la que los litigantes eligieron por juez de la contienda.
- Mal podría juzgar - exclamó la zorra, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos.
Entonces el hombre ató a la serpiente, y la zorra, después de comprobar lo sucedido, pronunció su fallo.
- Ahora tú - dirigiéndose al hombre, le dijo:
- No te dejes llevar por corazonadas, y tú - añadió, dirigiéndose a la serpiente -, si puedes escapar, vete.

MORALEJA: Atajar al principio el mal procura, si llega a echar raíz, tarde se cura.

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Sobre el Autor

Pipo Jil, 16 años de Paraná, Argentina

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