Fábula. Las bromas polares
na mañana fría, el pingüino salió de su cueva porque estaba harto de dormir. El oso polar que lo miraba desde lejos le quiso jugar una broma. Ese día pescó y se tapó con todos los pescados hasta desaparecer.
El pingüino sintió el aroma y quiso comer ese gran manjar. Cuando él se acercó, el oso saltó y agarró al pingüino sorprendiéndolo, pero se apiadó de él y le perdonó la vida. Al día siguiente, el pingüino decidió hacerle una broma al oso.
Mientras iba caminando, le armó un camino con algas.
El oso resbaló y cayó rápidamente al agua. Así él aprendió una valiosa lección.
MORALEJA: NO HAGAS LO QUE NO TE GUSTA QUE TE HAGAN
Las bromas polares
Esta fábula fue escrita por Facundo Villalba y Elso Emiliozzi de Cafferata-Santa Fe () a los 12 años de edad