El Circo Diferente

El Circo Diferente or primera vez llegó un circo a nuestro pueblo cuyo nombre es: Alegría; es tan pequeño que ni siquiera figura en los mapas.
Vimos como varios hombres trabajaban para hacer una carpa sobre un terreno baldío cerca de la plaza. El techo parecía una sombrilla gigantesca con todos los colores. Desde la punta hasta el piso colocaron sogas con banderitas triangulares también muy coloridas. En el centro hicieron una pista redonda a la que le pusieron una alfombra roja y, alrededor, colocaron como asientos, tablones escalonados llamados gradas. Cuando terminaron agregaron un cartel en el frente con lucecitas que titilaban; allí estaba escrito el nombre: EL CIRCO DIFERENTE.
Tanto los grandes como los chicos teníamos mucha curiosidad, queríamos saber porque era diferente. La tarde del debut medio pueblo estaba sentado muy quieto y ansioso sobre los tablones que se movían como un barco en el mar. De pronto redoblaron tambores, se encendió un reflector que iluminó la pista y apareció un señor muy gordo todo vestido de blanco: galera, botas, traje y guantes. Tenía unos bigotes como manubrio de bicicleta y usaba un antifaz azul. Saludo haciendo una reverencia. Nosotros aplaudimos.
El hizo ademán de silencio y esperamos oír sus palabras. Con una voz aflautada que nada tenía que ver con su apariencia de melón maduro dijo:
- Buenas tardes señoras y señores, niños y niñas, bienvenidos a:
¡El circo diferente! Ustedes se preguntarán por qué le hemos puesto ese nombre. Bien, les contestaré: es diferente porque aquí no hacemos trabajar a ningún animal todos los que ustedes verán son disfraces dentro de los cuales hay personas que los imitan, hablarán con ustedes y contestarán todas sus preguntas - luego levantando la voz agregó - ¡Que suene la música! ¡Redoblen los tambores! ¡Tendrán ante ustedes el desfile más hermoso que jamás hayan visto!: Elefantes, leones, tigres, panteras -. y siguió, siguió, siguió nombrando animales.
Al comenzar la música se abrió el telón y aparecieron los animales, uno detrás del otro, haciendo piruetas alrededor de la pista. Eran hermosos con sus disfraces de colores intensos. Algunos usaban ropas o adornos, cuellos, moños, chalecos, botones, pulseras o collares, para que lucieran más lindos. Cuando la ronda regresó por donde había salido el señor gordo dijo:
- Ahora les voy a presentar en primer lugar a una familia de elefantes. El nombre del padre es Sabú, el de la mamá Fati y el de la hijita Alin.
Sabú lucía cuello blanco adornado con un moño grandote verde con lunares amarillos. Con una voz gruesa que retumbaba como el trueno nos dijo que tenía 30 años, había nacido en Africa y, nosotros, le podíamos hacer todas las preguntas que quisiéramos. Levanté mi brazo para pedir permiso, quería saber cuantos años podían vivir. Sabú subió a un tambor pintado de verde, se paró sobre las patas traseras y contestó:
- Depende de la vida que llevemos. Si estamos en libertad y felices en nuestro hábitat podemos llegar a vivir hasta 70 años.
Después apoyó las cuatro patas bien juntitas sobre el tambor y comenzó a girar y a mover la trompa para arriba y para abajo.
- ¿Cuáles son los elefantes más conocidos? - preguntó una nena que tenía un paquete de pochochos entre las manos.
Esta vez contestó la Elefanta Fati, que estaba muy bonita vestida con una falda celeste; en las patas lucía pulseras del mismo color llenas de cascabeles que sonaban cuando las movía se sentó sobre otro tambor y contestó:
- Los más conocidos son los elefantes asiáticos y los africanos; se diferencian por el tamaño de sus orejas. Los asiáticos las tienen pequeñas y las hembras no poseen colmillos, en cambio los africanos son más grandes, tienen las orejas enormes y tanto las hembras como los machos poseen colmillos.
Otra nena peinada con trenzas estaba sentada sobre la falda de su mamá preguntó:
- ¿Cuánto tiempo toman la teta los bebés?
Esa pregunta la contestó la elefantita Alin, que estaba preciosa con su falda de tul amarillo y un gran moño que adornaba su cabeza.
- Yo tomé la teta hasta los tres años y medio, pero en general los bebes la pueden tomar hasta los cinco, ahora tengo cuatro años y mis papis me cuidan mucho porque todavía soy muy pequeña.
Fati sin que le preguntáramos nos contó que los hombres han matado muchos elefantes para sacarles los colmillos que son de marfil y muy valiosos algunos pueden medir hasta tres metros y medio. Ahora existe una ley de protección, pero siempre hay algún cazador furtivo que no la obedece, mata, roba y vende animalitos que saca de su hábitat. Si la policía lo descubre lo lleva a la cárcel.
Así fueron desfilando los demás animales. Hicieron pruebas y nos contaron en donde vivían, que comían, cuales eran sus costumbres, como cuidaban a sus crías y muchas cosas más.
El presentador nos contó que los dueños del circo habían tenido la idea de no hacer trabajar a los animales reales porque consideraban que era esclavizarlos y ellos tenían todo el derecho del mundo de ser libres, porque así habían nacido.
Esa tarde aprendimos muchas cosas y entendimos que les debemos respeto.
Cuando llegué a casa abracé bien fuerte a mi perro Totó porque es mi compañero fiel, me quiere mucho y juega conmigo.
Mis padres y yo lo consideramos un miembro más de nuestra familia.

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Sobre el Autor

Vilma Brugueras, de Argentina

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